Quisiera iniciar este blog citando a un pensador de finales del siglo XIX: Rudyard Kipling (1864 – 1936). Escritor y poeta inglés que rechazara el premio nacional de poesía “Poet Laureten” en 1895, la orden de mérito del Reino Unido y el título de caballero de la orden del imperio británico en 3 ocasiones. Para finalmente aceptar el nobel de literatura en 1907.
Su mensaje no podia ser mas actual. Y es que nuestra naturaleza humana siempre ha sido la misma, solo han cambiado las circunstancias. Su descripción de lo que es vivir con sueños, con fracasos, con ilusiones, con amor y con valentía no podría ser mejor.
“No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena…
No quise vivir en la angustia:
y elegí la paz y la esperanza,
la luz, el llanto que desahoga y que libera…
No quise vivir cansado:
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido…
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos, habiendo disfrutado del paisaje…
Quise huir: y elegí mirar de frente
levantar la cabeza, y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.
No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones…
No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
elegí el amor.
Hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y cosas malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla.
Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.
No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija… porque moriré viviendo”.