Fue también cierto que no todo salió como yo lo hubiera deseado, pero sé que me atreví. Y la enseñanza se tornó en medio de la valentía y del respeto por mis decisiones. Y parecieran errores pero fueron aciertos porque las definió el amor en mi.
Aprendí que mi voz no se vende, ni se compromete por nadie. Que la satisfacción y la tranquilidad que te da el ser leal a tu alma, a tus ideales y a tus sueños, no tiene precio. Y que al final de cuentas es lo mismo que serle leal a Dios.
Que atrás de lo desconocido siempre hay bondad y que está nace de uno mismo. Que la paz se dibuja en casa y el amor se cultiva dentro de uno mismo.
Hoy me siento privilegiado porque me atreví a vivir y a solo dejarme llevar. Abrace con el alma y deje cantar mi esencia. Baile para mi mismo y escribí versos desnudos, con el corazón en carne viva.
Hoy no finaliza un año, solo continúa un siguiente nivel. Hoy no celebro un inicio, sino celebro la vida.
Y con la tranquilidad cobijada entre mis sábanas y con el sol y la esperanza brillando fuerte desde mi ventana, hoy me siento más liviano.
Y con la fuerza de una conciencia en paz, salgo de nuevo a recorrer el mundo. Pero esta vez es diferente porque siento que ya viví. Y lo que hoy será, será definitivamente en mi.